"...subito comprai due cavalli, di cui uno d'Andalusia della razza dei certosini di Xerez, stupendo animale, castagno d'oro; l'altro un hacha cordovese, più piccolo, ma eccellente, e spiritosissimo."

(Vittorio Alfieri, La Vita scritta da esso - 1790, 1803)

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Naturalmente nessuna analogia fra me e Vittorio Alfieri. Riporto le sue parole perché mi sarebbe piaciuto vivere in Andalusia quando ci venne lui.

domenica 14 ottobre 2012

PASEO, INCLUSO UN POCO ARBITRARIO, ENTRE LITERATURAS N.4 – Opresión política y mecanismos de degradación de la persona

Zakaryyā Tāmir: El tigre del décimo día
Traducción de Mercedes Aragón Huertas. Cádiz 2002.UCA
Hay también una traducción italiana de esta y de otras colecciones de cuentos de Tamer, sobre todo curadas poe Eros Baldissera,
Una traducción en italiano, a que sigue una discusión, del cuento, se encuentra en el blog dell'arabista Jolanda Guardi.


Sumario
1. El contexto y algunos elementos de la biografía del escritor
2. El tigre del décimo día: la colección y el cuento
3. El “mecanismo” de la degradación de la víctima
4. El existencialismo de Tāmir
5. Abū Hasan, personajehermanodel Tigre

1. El contexto y algunos elementos de la biografía del escritor
Zakaryyā Tāmir (Damasco, 1931) es uno de los intelectuales que tuvo, desde el periodo de descolonización de Oriente Próximo, un compromiso muy vivo con la situación política y con la tradición cultural de su país que – es importante recordarlo - fue durante muchos siglos una encrucijada de culturas religiosas y de personas de múltiples orígenes.
Después del fracaso del intento, que duró sólo tres años, de unificación con Egipto (1961), un golpe de estado llevó al poder Hafez el-Assad, al cual en 2000 sucedió como presidente su hijo Bashar el-Asad. El partido Baʿth, al que pertenecía Hafez el-Assad, tenía en su programa el panarabismo, la libertad y el socialismo. Desde la liberación del protectorado francés hasta la caída del muro de Berlín (1989), Siria fue el principal aliado medioriental de la URSS.
Seguramente en los años que siguieron a la revolución, pese a todas las contradicciones, en Siria, como en otros países árabes, hubo esperanzas de emancipación del pueblo, que el joven Zakaryyā Tāmir compartió. Su compromiso se dirigió principalmente a la formación de las jóvenes generaciones. Escribió cuentos para niños con la intención de ofrecer nuevos contenidos, de acuerdo con la lucha por la emancipación de los pueblos árabes. Desde 1967, trabajó para el Ministerio de Información sirio y, más tarde, para la televisión pública. Dirigió prestigiosas revistas literarias y también para niños. Vivió los fracasos de las guerras contra Israel como traumas profundos que tematizó en su obra con intenso dramatismo aunque bajo una apariencia casi ingenua (me refiero a breves cuentos que están incluidos en esta colección y hemos leído en clase).
En
1980 publicó en una revista al-Marifa, patrocinada por el Ministerio de Cultura de Siria, un extracto de una obra del literato Kawākibī (m. 1902), que denunciaba la tiranía a la que había llegado el régimen sirio casi un siglo antes y reivindicaba la libertad. Esta decisión de publicar las páginas de
Kawākibī fue considerada por el régimen de el-Asad como denuncia de la represión del presente1 y Tāmir tuvo que exiliarse de su país. Se trasladó a Gran Bretaña, a Oxford, donde vive todavía2.
Leyó luego mucha literatura europea: Maupassant, Camus, Gide, Saint-Exupéry, Gogol, Dostoievski, Chejov, Brecht, Hemingway, Saroyan, Steinbeck, Moravia etc. (véase la introducción de M. Aragón Huerta, cit., p.13) y se interesó por el movimiento filosófico existencialista.
En
2001 consiguió el premio literario Sultán BinAli al-Uways3 y en 2002 le fue concedida la Orden del Mérito siria. Recibió en 2009 el premio internacional de Montreal.

2. El tigre del décimo día: la colección y el cuento
La obra de Zakaryyā Tāmir consta de un inmenso número de cuentos, para niños y para adultos, recogidos en varias colecciones. El escritor reaviva la gran tradición árabe de los cuentos breves a la vez encajados uno en el otro, del gusto narrativo de origen popular, en que el realismo se mezcla con la magia que, en la obra de este escritor, se transforma en surrealismo, al menos en los cuentos que he leído hasta ahora4. El diálogo, que en general ocupa un amplio espacio, lleva a la escena la vida.
El libro que toma el nombre del cuento El tigre del décimo día fue publicado en Beirut en 1979.

Se trata de 16 relatos, de diferente tamaño, en los que se pueden reconocer las características que ilustra la cuidadora y traductora de la colección5.

La historia del cuento que da su nombre a la colección es bastante sencilla: un tigre, capturado por unos hombres y encerrado en una jaula, sufre los chantajes sádicos del domador, que, confiando en una necesidad básica del cuerpo de su víctima, el hambre, humilla cada vez al orgulloso animal, lo obliga a cambiar en lo más profundo de su ser, a aceptar identificarse con la naturaleza de otros animales que para él son insignificantes, débiles, casi "femeninos": el gato, el asno, los herbívoros rumiantes.
3. El “mecanismo” de la degradación de la víctima
Este cuento reaviva los antiquísimos cuentos de animales hablantes, en clave alegórica e intensamente dramática.
La narración avanza en un clímax de sadismo por parte del domador, y un anticlímax con respecto a la vitalidad y la dignidad del tigre. Este último comienza, a causa de un hambre insoportable, a aceptar órdenes que le parecen casi neutros; luego se ve obligado a expresarse con el maullido del gato, el rebuzno del burro y, finalmente, a comer hierba como los herbívoros rumiantes.
En
la última línea, la de la conclusión, una vuelta de tuerca: el tigre se transforma - ¿por un sortilegio trágico o en realidad?en un hombre; la jaula, en la ciudad.

Naturalmente
el protagonista es el tigre. La historia está narrada en tercera persona, pero el autor mantiene el enfoque del punto de vista del tigre, del que cuenta, de manera esencial e incisiva, los pensamientos.

Seguimos
el anticlímax que describe el degrado del tigre, a través los dos momentos en que comparecen en su percepción las selvas y la vida libre. Al principio del cuento,Las selvas se alejaron del tigre cautivo en una jaula(p. 152); y luego, cuando no ha sufrido aún hasta el grado máximo los dolores del hambre,El tigre sintió hambre y evocó, triste, los días en que corría como el viento sin cadenas persiguiendo a sus presas(p. 153). Al fin, antes de imitar el rebuzno del asno,El tigre intentó acordarse de las selvas, mas fracasó(p. 155).
Cuando
el sufrimiento y la degradación han tocado fondo, ya no queda espacio para el recuerdo ni la nostalgia. El opresor ha llegado a desgastar a la víctima incluso en sus pensamientos íntimos. La memoria está muerta. Cualquier sentimiento desaparecerá bajo el impulso bestial de comer.
Dice
Primo Levi a propósito de estos mecanismos de condicionamiento, en una colección de reflexiones sobre su experiencia en Auschwitz, Los hundidos y los salvados6, que publicó poco antes de suicidarse, que el poder de los torturadores intenta no sólo a obtener la obediencia de los torturados, sino degradar a sus víctimas y hacerlas semejantes a mismos.

El
domador, como les pasa a muchos verdugos, no hace argumentaciones; hace sólo un pequeño discurso inicial, ferozmentepedagógico, con el que llama a la víctima a la nueva realidad: el tigre tiene que darse cuenta de que ya no es un ser poderoso de la selva, sino un esclavo, y que, por eso, debe obedecer las órdenes ajenas. En los días siguientes, el hombre usa, para dirigirse al tigre, frases breves, ninguna argumentación, y su postura es muy calmada, alejada.
Un
aspecto fundamental, y seguramente no casual, de la caracterización de este personaje es el hecho de que se encuentra siempre rodeado de alumnos. Parece que una verdadera, programada, institucional y sistemática ferocidad necesite, en muchos casos, la presencia de otros seres humanos que compartan/ admiren las actuaciones del verdugo y las hagan parecer algo normal y legítimo, incluso útil a la sociedad. Sobre la naturaleza de este género de violencia hubo, a lo largo de la segunda mitad del siglo XX, muchas investigaciones y reflexiones que mostraron el carácter grupal de las actuaciones en el ejercicio de la violencia institucional.

4.
El existencialismo de TāmirEntre estos escritores, filósofos y pensadores que se ocuparon del tema, estuvo Albert Camus. Por lo que conozco de Tāmir, me parece que su visión sin dudade izquierdaestá profundamente contaminada por el existencialismo de Camus más que por el de Sartre, que considero más abstracto y grandilocuente. Camus (sobre todo el Camus de El hombre rebelde y de La peste, libros que han marcado mi vida), al contrario, se resiste al nihilismo a través de la valoración de una solidaridad entre los seres humanos que no está exenta de ternura, de compasión, de la necesidad de sumergirse activamente en la situación de los demás, en la vida de cada día.
Lo
que me ha parecido leer en Tāmir, incluso en este cuento, es el afecto, la ternura hacia el personaje que sufre, exactamente lo contrario de una descripción de torturas sólo exterior,objetiva, fría, como pasa en muchas crónicas de violaciones de derechos humanos. Tāmir, incluso cuando utiliza el lenguaje más simbólico, es muy cuidadoso al trasladar a la página, aunque de forma muy sintética e incisiva, la condición interior del personaje que sufre. Hay una gran valoración no del individualismo sino de la individualidad, elemento demasiadas veces poco considerado por la izquierda (para mí, una de sus debilidades mayores).

El
verdugo sufre unadiscriminacióndel escritor; está narrado sólo desde el exterior en sus palabras y sus actuaciones que, de todos modos, lo caracterizan muy bien pero no permiten entrar en él. Es por eso un personaje mucho más lineal, de una sola dimensión.

Otro
elemento que me parece presente en muchos de los cuentos que he leído de este autory también en estees el aturdimiento de la naturaleza: aunque muchos de los acontecimientos que narra Tāmir tienen un entorno urbano, la naturaleza, incluso por medio de la narración alegórica y surrealista, parece asustada, consternada y herida por la violencia extrema de los seres humanos. No se trata de una visión idílica e ingenua de la naturaleza, sino del eco universal que tiene la maldad humana, espantosa e idiota.

Abū
Hasan, personajehermanode El tigreEn un cuento anterior de la colección, En una de tantas noches, Tāmir reproduce una historia de tortura y de degradación de un hombre, Abū Hasan, paralela a la del Tigre.
Naturalmente, no me detengo en el análisis del cuento En una de tantas noches, pero subrayo una analogía y una diferencia que me parecen relevantes.
La analogía que llama mi atención se halla en el estado deequilibrioen que se encuentran al principio los dos personajes, que en El Tigre está representado por su posturas y su recuerdos después de la captura, en En una de tantas noches ocupa un amplio espacio inicial. Ambo protagonistas gozan de prestigio, en sus respectivos ambientes, y son inocentemente orgullosos y “egocéntricos”están seguros de sus propios valores - como si se tratase de algo intrínseco, natural, sobre lo que no se necesita reflexionar. Los torturadores castigan este orgullo ingenuo y destruyen no sólo el presente y el futuro, sino incluso el pasado de las víctimas.
Una diferencia importante entre los dos cuentos está en el hecho de que, en el Tigre, la capacidad de un pensamiento articulado, de memoria que permita un alejamiento aunque breve de la situación presente es destruida. En Abū Hasan esta facultad parece permanecer: él cuenta al niño tremendo y tierno que ha degollado a su madre – símbolo de una vida feroz, lacerada y sin futuro – y que cuando se acuesta busca la voz materna, una historia que se conecta significativamente a la antigua tradición del cuento árabe. Pero el cuento se transforma pronto en un recorrido de horror sobre el placer de la crueldad que toca el ámbito más profundo del hombre: el de la sexualidad, de la ilusión del amor, del sentido de mismo. Y deja al protagonista poseído por la violencia el doble impulso de matarse a mismo y/o a acabar, no se sabe si por indignación contra él o por un furia de destrucción, con la vida del niño.



1Entre las represiones que hubo en los años siguientes, la de los Hermanos Musulmanes me hace pensar en dos hechos: en mi experiencia personal – me enseñó el alifato árabe una señora siria, cuyo hermano había sido asesinado por la represión de este grupo religioso- y en la mala suerte que tuvieron en mi país, hace algunos años, un joven ingeniero sirio, su mujer y sus cuatro hijos. Esta familia llegó desde Inglaterra, donde estaban exiliados como hermanos musulmanes, al aeropuerto de Fiumicino, cerca de Roma, para poder continuar hacia Marruecos. La policía italiana, en base a una ley vergonzosa hecha por el gobierno racista, los detuvo como inmigrantes ilegales y los metió en un avión hacia Siria, atando las manos a los niños, pese a que rogaban que no los enviasen a Siria. Se sabe que cuando llegaron a Siria, el hombre fue torturado. No se sabe qué le pasó a su mujer y a sus hijos. En aquel tiempo descubrí a Zakaryyā Tāmir...
2De esta desilusión de los intelectuales árabes – y no sólo de intelectuales, sino de gran parte de los pueblos – habla el islamólogo francés Gilles Kepel, sobre todo en su obra Jihad : Expansion et déclin de l'islamisme, Paris, Gallimard, [2000], revised edition 2003. Por mi parte, recuerdo que en mis primeros años en la enseñanza – trabajaba en aquella época en una escuela para niños de 11-14 años – tenía que impartir también clases de geografía y utilizaba textos muy progresistas (era alrededor de 1968) en los que se hablaba, a propósito de Siria, Libia, Iraq etc., de “socialismo árabe”. Es posible que la Primavera Árabe, difícil todavía de comprender plenamente, haya surgido, al menos en parte, de la situación descrita por Kepel.
3http://en.wikipedia.org/wiki/Al_Owais_Award . No consigo entender cómo un escritor que no ha podido seguir viviendo en su paísal menos eso pareceacepta este premio que instituyeron los Emiratos Árabes y después de esto, un importante reconocimiento en su país de origen. Probablemente no conozco bien lo que pasa en los países árabes en el ámbito cultural y por eso no me oriento. He escuchado hoy una entrevista de Isabella Camera d'Afflitto que dice, entre otras cosas, que nosotros occidentales tenemos una opinión falsa y exagerada sobre las censura en los países árabes. Véase el enlace http://www.letteratura.rai.it/articoli/letteratura-araba-contemporanea-tendenze-in-atto/14007/default.aspx. Me gustaría conocer mejor este asunto.

4He leído esta colección y algunos cuentos aislados que encontré en Internet.
5Me ha parecido particularmente interesante en la introducción de M.A.H. el discurso sobre la relación entre la tradición literaria árabe, culta y popular, y la obra narrativa de Tāmir (v. ob. cit., pp. 27-33).
6Primo Levi: I sommersi e i salvati (1986). Trad. esp.: Los hundidos y los salvados. Barcelona: El Aleph, 1988. (Trad. de Pilar Gómez Bedate, reimpresa por Círculo de Lectores.)

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